Despues del Infarto – Magazine – La Vanguardia

El infarto agudo de miocardio es una condición médica grave que ocurre cuando una arteria coronaria se bloquea por un coágulo de sangre, impidiendo el flujo de oxígeno al músculo cardíaco. Esta obstrucción es causada, en la mayoría de los casos, por una placa de ateroma que se rompe, lo que lleva a la formación de un trombo. El área del corazón que depende de la arteria bloqueada comienza a sufrir necrosis, es decir, muerte del tejido, lo que determina la gravedad del infarto.

Aunque el infarto de miocardio puede parecer un evento inesperado, en muchos casos está relacionado con la presencia de factores de riesgo como la hipertensión, el colesterol elevado, el tabaquismo o la diabetes. Sin embargo, a diferencia de la angina de pecho, el infarto no necesariamente se desencadena por un esfuerzo físico o un evento externo evidente. Puede ocurrir en reposo y sin señales previas claras.

UN INCENDIO FORESTAL

“Hablar de un infarto es como hablar de un incendio forestal:los hay devastadores y los hay pequeños”. Es una comparación del doctor García-Dorado, que prosigue: “Lo primero que hay que hacer es prevenirlos.Lo segundo, apagar el incendio rápido: las células del corazón son como los árboles que UN INCENDIO FORESTAL se van muriendo. Las horas cuentan para apagar las llamas. Cuanto antes se trate, podrá ser menos grave.Lo tercero, prevenir nuevas apariciones.Un infarto pequeño es un aviso grande”. Para prevenir nuevos accidentes cardiovasculares, explica García-Dorado, “hay que seguir a rajatabla las indicaciones del médico, tomando toda la medicación necesaria, y cambiarlos hábitos de vida”. Un infarto o una angina de pecho se produce al obstruirse una de las arterias que oxigenan y nutren el corazón. Cuando la obstrucción es parcial y no mueren células del corazón es una angina, pero si es total y hay muerte celular es un infarto, que deja daños permanentes en el corazón.Normalmente llamamos infarto al infarto agudo de miocardio, pero esta obstrucción les puede ocurrir a otros órganos. Se calcula que en España hay unos 70.000 infartos y anginas de pecho al año.

Hombre en bicicleta estática en inscor

TRAS UN AVISO COMO ESTE SE APRENDE A PONER LÍMITES Y A PRIORIZAR

“He aprendido a amar la vida y a buscar el apoyo de los demás”.Así de rotundo se expresa José Luis Jiménez, de 69 años, que sufrió un infarto hace más de diez años. Imma Buñuel, de 50 años, sufrió una angina de pecho hace dos: “Me obligó a hacer una parada. Estoy aprendiendo a regular mis índices de autoexigencia, a poner límites y a priorizar”. Joan Manils, de 56 años, tuvo un infarto el día de Reyes del 2008. “Ahora tengo un montaje de vida completamente diferente”, explica.Víctor López, de 58 años, tuvo un infarto el pasado 29 de octubre, y se siente feliz de poderlo contar. Y Mariano Hernanz, 78 años y tres infartos a cuestas, asegura: “El infarto me sirvió para reordenar mi vida”.

El doctor David García-Dorado, director clínico del área del corazón del hospital Vall d’Hebron de Barcelona, cree que poder plantearse la pregunta de para qué sirve un infarto es una segunda oportunidad preciosa. “Tener que ocuparse de recuperarse de un infarto es una suerte, porque más de un tercio de los que lo sufren no llegan vivos al hospital”. La doctoraAlmudenaCastro, coordinadora de la unidad de rehabilitación cardiaca del hospital La Paz, de Madrid, explica: “Siempre les decimos:te ha dado tiempo a llegar y a tratarte. Ahora tienes que cambiar para vivir mejor”.Así lo ve Ángel Jara, de 52 años, que sufrió un infarto el pasado 31 de octubre y dice medio riendo: “Ha sido un aviso que marca un antes y un después, porque el siguiente aviso puede ser la caja de pino”.

Tras un accidente cardiovascular como un infarto o una angina de pecho, el paciente es tratado en el hospital y, una vez recibe el alta médica, se va a casa con un informe sobre la repercusión de su infarto. “Se le hace una prueba de esfuerzo –explica el doctor García-Dorado–, se le pauta una medicación y se le da información para controlar los factores de riesgo y consejos para mejorar los hábitos de vida. En principio, puede hacer vida normal en un plazo de tiempo corto”. Dependiendo de la gravedad, el paciente puede volver a la rutina diaria solo, progresivamente, o con ayuda especializada. Aquí tienen un papel muy importante las unidades de rehabilitación cardiaca, muy presentes en otros países pero que aquí todavía no se ofrecen de manera generalizada.

El doctor Dorado explica: “Site haces un esguince en el tobillo te dan en seguida sesiones de rehabilitación con fisioterapeuta, y con el corazón, un músculo vital que se ha averiado, no”. La doctora Castro explica: “La filosofía es hacer educación cardiaca, es decir, ayudar al paciente a cambiar su estilo de vida. No es un mero gimnasio”.Coincide la doctora Muriel Binia, del Instituto de Salud Cardiovascular i Rehabilitación Cardíaca (Inscor): “Venir a levantar la pierna no sirve, hay que cambiar la manera de vivir. La rehabilitación dura unos cuatro meses y la mejora es espectacular. Se calcula que con una buena rehabilitación se reduce en un 30% el riesgo de accidentes cardiovasculares posteriores”. Ejercicio, emociones y dieta

Después de haber sufrido un infarto, la recuperación pasa por tres grandes ejes: ejercicio físico, tratamiento psicológico para manejar el estrés y las emociones, y mejora y adecuación de la dieta. El ejercicio tiene que incorporarse de manera gradual para que el paciente escuche a su cuerpo. “Hay pacientes –asegura Castro– que salen del hospital con muchas dudas, con miedo, y casi no se mueven de su casa”.

Así le ocurrió a Pilar Sanz, de 68 años, que tuvo un infarto y dos paros cardiacos el 29 de septiembre. Al volver de La Paz a su casa sentía inquietud: “Mi hija venía a hacerme las tareas de la casa y la comida. Mi hijo y mi marido me protegían y me mimaban, pero de tanto cuidarte llegas a pensar que ya no vales. Me enviaron a rehabilitación cardiaca y allí me sentí otra vez bien. Yo siempre he sido de estar en casa, coser, hacer ganchillo… pero ahora le estoy cogiendo el gustillo a hacer ejercicio”.

En la rehabilitación cardiaca, el ejercicio se hace al principio con unos electrodos en el pecho que permiten controlar en todo momento el estado del corazón para detectar alguna anomalía. Después el control se hace con un pulsímetro, para controlar la frecuencia cardiaca. La fisioterapeuta de Inscor, Lourdes Vila, explica que se ofrece “un entrenamiento muy personalizado, enseñándoles a que detecten qué pueden hacer y con qué intensidad”. Les llegan dos tipos de pacientes: “Los que hacían deporte para machacarse el fin de semana y los que no hacían nada de deporte. Les enseñamos cómo hacer actividad física sana, cómo manejar un pulsímetro, como medir la frecuencia cardíaca, cómo reacciona la presión arterial”.

Víctor López es el ejemplo de deportista. De hecho, el infarto le dio, ironías de la vida, en los vestuarios del gimnasio. “Siempre he sido deportista y voy al gimnasio de lunes a viernes. Pero siempre voy acelerado y no paro.Ahora, me hacen hacer ejercicio en La Paz, y les pido que me den caña. ¡Supongo que aún tengo que concienciarme de que hay que parar un poco la máquina!”. Dieta sana José Luis Jiménez recuerda que acumulaba varios factores de riesgo. “Tenía obesidad, un poco de hipertensión y había sido fumador durante muchos años. Aunque lo había dejado el daño ya había quedado en las arterias”. La obesidad es uno de los factores de riesgo cardiovascular más frecuentes, así como la hipertensión, la hipercolesterolemia, eltabaquismo, la diabetes y el estrés.

La dietista Bárbara Romano, de Inscor, indica que lo importante que es mantener un buen peso. “Les explicamos que para hacer una dieta sana tienen que cambiar unos hábitos. Hay algunos errores frecuentes, como creer que a partir de ahora sólo pueden comer cosas hervidas, o hacer una dieta tan draconiana que la dejan enseguida, o pensar que si comen algo light pueden comerlo en grandes cantidades. Es mejor controlar la cantidad de lo que se come, recordar la dieta mediterránea y hacer énfasis en que si el paciente come sano también come sano toda la familia”. Poco a poco, aprenden a valorar los pros y los contras de la nueva situación. Manils asegura: “Yo me lo pasaba mejor antes, comía lo que quería, pero quizá ya no estaría aquí para contarlo”.

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